La edición crítica de El convite general, obra inédita y atribuida a Calderón de la Barca, ha entrañado considerables dificultades, ya que solo se conserva en tres manuscritos no autógrafos —en los que figura Calderón como autor— y uno de ellos cuenta con más de 900 versos más que los otros dos. Esto último no es infrecuente entre las piezas de este dramaturgo, puesto que tenía por costumbre realizar varias versiones de sus autos sacramentales para adaptarse a las exigencias de las representaciones de cada año y de cada villa en la festividad del Corpus Christi. También reutilizaba Calderón partes de sus otros autos en la redacción de nuevas piezas. En El convite general se encuentran cerca de 600 versos que, sin variantes de importancia, forman parte de El nuevo hospicio de pobres y de La protestación de la fe. Al analizar y confrontar todas estas etapas en la escritura se puede descubrir el complejo modo de trabajar de Calderón, o del hipotético autor de El convite general, a quien Fajardo identifica con José de Villalpando.